¡Madre mía! Una vez más nos vuelven a despojar de dos puntos. La historia de todos los años ha comenzado a cebarse con el equipo navarro. El del silbato y sus asistentes de turno nos vuelven a sacar instintos como la ira, pues han anulado un gol legal del jugador senegalés Ibrahima, sólo por llevar la elástica del C.A. Osasuna. Esa invalidación realizada en el minuto noventa y uno del partido, del tanto que pudo servir para traer los tres puntos a la vieja Iruñea, no está amparada por el reglamento del fútbol, bien sea éste de la LFP, de la UEFA o de la FIFA. Un año más resulta odioso comprobar el poco respeto que sienten los árbitros por el C.A. Osasuna.
Pero la ira no borró la sensación de depresión, que sufrí al comprobar que los nuestros fueron incapaces de cerrar el partido con anterioridad. Incluso pasé por momento de indignación con la actitud pasoteril de los nuestros en algunos lances del encuentro. La anulación del gol habría resultado una mera anécdota si para entonces los de azul celeste, pues así jugaron en la preciosa ciudad de Granada, hubieran cerrado el partido cuando debieron hacerlo, ya que tras el gol del navarro Raúl García el equipo andaluz estuvo grogui, cual boxeador antes de caer a la lona; pero, los nuestros no supieron noquearle y los nuestros les dieron la posibilidad de empatar.
En definitiva y para no decir más barbaridades debido a mi incurable trastorno bipolar rojillo, hay que empezar a tomar medidas contra estas continuas injusticias arbitrales, pues si todo habría sido como tenía que ser, ahora estaríamos empatados con el Real Madrid, zona Europa League. Joder, que sí, que solo estamos empezando, pero de continuar con la sangría de puntos por culpa de los pitolaris, el objetivo primordial de la permanencia se hará imposible. ¡Basta ya!
Aupa Osasuna!