Que gran domingo para los rojillos y rojillas bipolares. La necesidad de fútbol entre nosotros y nosotras era excesiva, pero por fin tuvimos un domingo futbolero en la vieja Iruñea. Un día aprovechado por muchos rojillos y rojillas al 100x100 desde la hora del almuerzo, al que le siguió el ya clásico poteo por el Casco Antiguo de nuestra hermosa ciudad, donde con un mercado medieval de telón de fondo, el teatro futbolístico contó con la presencia de numerosos aficionados y aficionadas sportinguistas, que dieron ese toque de color y animación que gusta a los amantes de este universal deporte, donde a la complicidad con la afición rojilla es un ejemplo de respeto y deportividad. Ojala se dé esto durante toda la temporada y no solo en nuestra casa.
Ya en las inmediaciones de nuestro estadio, el ambiente era magnífico. Todos y todas ansiosos por ver debutar a los nuestros en nuestro feudo tras la más que buena actuación en el Vicente Calderón 15 días atrás. Y la verdad que los nuestro no defraudaron. Salieron a comerse al contrario. Durante la primera parte crearon innumerables ocasiones de gol y finalmente, primero un espléndido Nino y después un magnífico Cejudo, pusieron a los nuestros por delante de manera merecidísima, ya que el Sporting solo había creado una ocasión de gol, la cual fue bien detenida por el cancerbero rojillo Andrés Fernández.
Pero mira como son las cosas. Nuestra estrella saltó al campo e incomprensiblemente fallo lo que podía ser el 3-0, resultado más que definitivo, pasamos al 2-1 por un error de bulto tremendo de nuestro portero. Cosas que pasan, pero ¿Por qué siempre nos pasan a nosotros? Todos los rojillos y rojillas bipolares sufrimos en ese momento un estado depresivo, viendo cómo se podía ir un partido que teníamos merecidamente en el bolsillo. Más vale que finalmente se quedaron los tres puntos en nuestra casa y por tanto volvió la alegría a nuestros corazones indomables.
El día fue muy bonito y con final feliz, pero debemos tener presente que en cualquier momento nuestra euforia desmedida se puede estrellar contra el muro de la cruel realidad. Esperemos y deseemos que la etapa Mendilibar continúe con la consecución de buenos resultados, para que estos den tranquilidad y desparpajo en el terreno de juego a los nuestros. Así los aficionados y aficionadas del C.A. Osasuna, bipolares o no, disfrutaremos no solo de los partidos, sino también de la larga semana que hay entre los encuentros, hablando y riendo al estar alegres por los resultados de los nuestros, comprobando en la clasificación la posición de los rojos, como esta semana, del décimo para arriba.
A ver si hay suerte en Barcelona y el próximo escrito lo puedo titular, Barcelona-Osasuna: veni, vidi, vinci.
Aupa Osasuna!
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