Queda menos de un mes para que arranque una nueva Liga, la necesidad de fútbol oficial se acentúa. Tras un final de temporada intenso y vibrante gracias al buen hacer del equipo dirigido por Mendiribar, sufrimos la depresión de las marchas de Krakmuñas y especialmente del navarrico Monreal, titulares indiscutibles y muy buenos jugadores, tanto a nivel deportivo como de compromiso. Pero también muchos de nosotros nos alegramos bastante por el adiós de Aranda, el cual se había borrado descaradamente del equipo en el último tramo de la temporada pasada con Camacho ya fuera del club y la casi apatía por la marcha del abuelete trabajador, Soriano, sino llega a ser por sus últimas declaraciones cariñosas hacia la familia rojilla, marcan mis primeras sensaciones. Para colmo los fichajes que hasta el momento se han dado me han dejado entre la indiferencia y la perplejidad, al ver como lamentablemente se va desnavarrizando nuestro amado club al no contar con canteranos de la tierra, algo que ya se intuía con los fichas que firmó el Promesas durante la nefasta y aterradora era de Camacho. A caso ¿No juegan al fútbol los navarros?
Por otro lado, la pretemporada se está desarrollando de forma interesante, ya que Mendiribar les está aplicando en el trabajo desde el primer día con intensos entrenamientos, tanto en el plano físico y en el técnico, algo que igual no ocurría desde la era Aguirre. Además los resultados que se están obteniendo en los encuentros amistosos, los cuales ciertamente no deben indicarme nada, son interesantes ya que de momento los nuestros no han perdido y eso creas que no, va alimentando unas sensaciones de confianza en el proyecto de este año, donde un exigente comienzo liguero puede acentuar una horrorosa euforia o de nuevo hacerme caer en una brutal depresión.
La temporada está próxima, debemos controlar las sensaciones que estamos viviendo durante esta pretemporada, o al menos eso me dice mi psiquiatra. Hay que esperar al arranque de la Liga, me repito una y otra vez, para comprobar si esta temporada va a estar marcada por la felicidad y la alegría, o simplemente será de nuevo un auténtico sin vivir, que incluso se puede considerar como un maldito suplicio. Además no debo descartar las más que probables pequeñas crisis a lo largo de la temporada, acentuadas por el devenir irregular de los resultados de nuestro amado equipo y mi dulcemente amarga bipolaridad rojilla. Pero y después de todas estas negatividades características y de forma triste en el pasado reciente de nuestro equipo, unidas a las de nacimiento en mi ser, mi inconformismo me hace todavía querer creer y confiar…
Quiero creer y confiar en que los nuevos fichajes sean acertados. Quiero creer y confiar que todos los jugadores estén comprometidos con la elástica rojilla desde el primer minuto al último. Quiero creer y confiar que se vaya recuperando la cantera navarra en nuestro amado club. Quiero creer y confiar que este año no vamos a sufrir, sino que realmente vamos a disfrutar tanto del juego como de los resultados. Quiero creer y confiar que ha vuelto la garra y la lucha por cada balón que nos pueden llevar a la gloria de las victorias. Quiero creer y confiar que algún día cercano podemos alcanzar otra final de Copa y porque no, ganarla. Pero sobre todo, quiero que los nuestros crean y confíen en la consecución de objetivos más importantes que la sustancial permanencia, porque quiero ver otra vez hondear nuestra bandera y lucir nuestro escudo, en un futuro cercano de nuevo por Europa.
Pues lo dicho, va a dar comienzo una nueva temporada para nuestro amado club y a pesar de todo estoy terriblemente ilusionado.
Aupa Osasuna!
No hay comentarios:
Publicar un comentario