Este pasado martes, nuestro amado club se enfrentó a
uno de nuestros rivales favoritos, el Sevilla F.C. Estos partidos suelen ser
muy intensos sobre el césped y por ello la pasión es más intensa en la grada y yo
como rojillo bipolar sufro variaciones de ánimo más aceleradas, y si encima el
señor juez de la contienda y sus ayudantes la montan, no te quiero ni contar.
Los nuestros salieron al campo con una mentalidad
totalmente opuesta a la que mostraron en Barna. La lucha y la entrega
tradicionales en nuestros colores volvieron y no lo hicieron solas, ya que a
esa intensidad física y mental se les unión destellos de calidad en diferentes
fases del encuentro. Que gozo, la verdad, era ver atacar a los nuestros por una
banda y por otra, percutiendo sobre la defensa rival que se vio desbordada en
numerosos lances del encuentro.
Pero todo se jodió con la labor del trío, cuarteto
quizás, de árbitros. Un fuera de juego, que a pesar de serlo, el único que lo
vio fue el linier o árbitro asistente. Pero la rabia estallo entre los rojillas
y rojillos bipolares con una mano que la vieron hasta los que sufrían en los
alrededores del estadio. ¿Cómo pueden ver un fuera de juego que justo lo
aprecias en las repeticiones a cámara lenta de la TV y que anulaba un magnífico
cabezazo de nuestro Kike Sola que dada con el balón en la red, y en cambio, no
ven una mano descarada dentro del área sevillista que debía ser sanciona con
penalti?
Es cierto que si se llega a pitar ese clamoroso
penal, luego habría que meterlo. Cierto, pero al no pitarlo el señor colegiado
y sus asistentes nos negaron la posibilidad de lograrlo, así que nos han
guindado un par de puntos. Nuestro mister afirma que una vez los árbitros te
dan y otras te quitan, pero ¿Por qué la balanza final en este apartado siempre
es negativa para los nuestros? ¡Ah! No se me olvide que el Sevilla F.C. no
debió acabar con los once jugadores sobre el terreno de juego, seguro que si
llega a ser uno de los nuestros quien debiera recibir la segunda tarjeta, el
pitolari de turno no lo duda ni una micra de segundo.
En fin, lo cierto que los de rojo me volvieron a
ilusionar pese a no andar muy finos de cara al marco rival. Espero que dure y
se mejore de cara a gol. Por otro lado ya vale con esa actitud descaradamente
anti-osasunista que emana el colectivo arbitral. Yo no pido que nos regalen
goles en fuera de juego, no, solo pido que piten los penaltis que hacen
nuestros rivales y que se expulse a aquellos que infringen el reglamento, no solo
a los de la casaca roja. ¡Basta ya!
Aupa Osasuna!
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